El problema es tan crítico que la Fundación Bill & Melinda Gates, una institución filantrópica creada por Bill y Melinda Gates, dedica gran parte de su esfuerzo a «permitir el uso generalizado de servicios de saneamiento administrados de manera sostenible y segura, que contribuyan a resultados positivos de salud, economía e igualdad de género para las personas más pobres del mundo». En cuanto a los puestos claves en la materialización del proyecto hay una cierta correlación entre ámbitos alcanzados y el origen social. Personajes importantes en las áreas profesional y académica de la ingeniería chilena, Domingo Víctor Santa María Márquez de la Plata y Ramón Salas Edwards son dos ejemplos paradigmáticos.
En cuanto a la institución universitaria, Alejandro del Río Soto Aguilar, nombrado profesor de Bacteriología e Higiene en 1895, y Lucas Sierra fueron titulares de cátedras en la Facultad de Medicina y Farmacia, institución de la cual Ramón Corbalán Melgarejo fue miembro académico y Adolfo Murillo Sotomayor su decano. Los representantes de las empresas sanitarias reiteraron a la comunidad que es esencial cuidar el sistema de alcantarillado y evitar depositar basuras en el mismo, tales como paños, traperos u otros elementos que pueden obstruir el sistema. Cabe recordar que el diseño, construcción y operación de los sistemas de aguas lluvia en las ciudades corresponde en primera medida al Ministerio de Obras Públicas, y en segundo lugar, al Ministerio de Vivienda, a través del Serviu. Varios ramales de calles y barrios se van incorporando al sistema, para llegar finalmente a una Planta de Tratamiento.
La realización de las obras es regulada por el «Pliego de Condiciones, Especificaciones i Disposiciones Reglamentarias para la Construcción del Alcantarillado i Nueva Red de Cañerías de Agua en Santiago de Chile», reglamento decretado el 25 de septiembre de 1905. Este reglamento establece la cantidad de diez centavos el metro cúbico y establece las condiciones de uso del agua según el tipo de hábitat y establecimiento público o privado, rebajando más tarde el precio del agua a las construcciones que cumplan el Reglamento de Habitaciones para Obreros de la Municipalidad de Santiago. Todo ello se complementa progresivamente con el decreto del 12 de junio de 1905, que impone el uso de medidores para el consumo en las viviendas conectadas al servicio de agua potable, con el Reglamento de Uniones Domiciliarias al Alcantarillado, impuesto por decreto del 28 de marzo de 1906, y con el Reglamento para la Construcción de Instalaciones Domiciliarias del Alcantarillado de Santiago decretado el 25 de octubre de 1907. En cuanto a los materiales el proyecto especifica las condiciones requeridas para ladrillos, piedras, area elementos de alcantarillado y cemento.
Y así, quitándolas y poniéndolas, la suciedad continuó, y la propuesta de hacer una acequia subterránea por el centro de las calles cayó en el vacío, así como antes, durante el gobierno de Ambrosio O’Higgins los vecinos rechazaron la thought de pavimentar con lozas las aceras, porque tal invento iba “a minar los cimientos de las casas”. A fines del siglo XVIII, la hermosa Alameda, plantada de sauces, “era un enorme estercolero en que los montones de basura alcanzaban la altura de los edificios”8. Toda el agua para las acequias venía del Mapocho, disminuyendo dramáticamente el abastecimiento en años de sequía, hasta que en 1717 surgió la concept de llevarle agua del Maipo para aumentarle el caudal, construyéndose el Canal del Maipo, y la cosa mejoró.
La proposición es aprobada por la Comisión Especial de Desagües de la municipalidad santiaguina en sus sesiones del 12 y thirteen de agosto de 1896. Durante las discusiones previas, el Intendente manifestó la «buena voluntad del Supremo Gobierno para coadyuvar a la ejecución de los desagües de la ciudad de Santiago»105. Galilea explicó que está prohibido conectar cualquier sistema de aguas lluvias al alcantarillado, ya sea a nivel urbano (sumideros en las esquinas) como a nivel domiciliario (bajadas de aguas lluvia de los techos. A nivel nacional, las sanitarias gestionan y mantienen cerca de 33 mil kilómetros de redes de alcantarillado, casi el triple de la distancia entre Santiago y la Torre Eiffel en Paris, con programas permanentes de limpieza y desobstrucción, y campañas frecuentes de educación para un uso correcto de esta infraestructura. El tratamiento primario comienza con rejillas para filtrar los componentes sólidos que no pueden ingresar al sistema, como leña, desechos sólidos, escombros, entre muchos otros, los cuales son separados y enviados al relleno sanitario. Las aguas residuales se dirigen luego a tanques de sedimentación, donde el lodo se deposita en el fondo y se forma una espuma en la superficie.
La fundación de los institutos de ingenieros, en tanto organismos profesionales, muestra la existencia de un cuerpo de ingenieros con solidez suficiente para fortalecer de forma gradual la consideración pública hacia la profesión, logrando demostrar que los ingenieros, por su propia formación científica, estaban también habilitados para ser administradores eficientes de los negocios públicos y privados. En el caso que nos incumbe, podemos observar que tanto el responsable de la realización del proyecto definitivo de la pink de alcantarillado como los directores chilenos de la Sección Técnica y de la delegación fiscal se formaron en la Universidad de Chile y son integrantes del Instituto de Ingenieros. La dirección de la Sección Técnica se completa con un ingeniero holandés contratado por el gobierno y formado en la Universidad Tecnológica de Delft. El artículo presenta la capital chilena como un lugar donde se despliega un conjunto de discursos, reflexiones y prácticas interconectadas queriendo mostrar cómo se desarrollan las lógicas políticas, técnicas, económicas y de gestión con respecto al saneamiento y la mejora del medio urbano, y cuáles son las consecuencias de la aplicación de las innovaciones de la «ingeniería sanitaria» en el espacio urbano santiaguino. A todo ello se le une la confirmación de Santiago como la ciudad central del territorio nacional y el escenario privilegiado de la celebración del centenario de la independencia del país. Estos hechos acaecen a la vez que desde las elites chilenas se estructura un discurso basado en el paradigma de modernidad.
Pero si aumentaba el volumen, el contenido empeoraba y la fetidez de las acequias era inaguantable, y tanta era la basura que llevaban, que solían taparse con algún objeto demasiado grande, anegándose los patios. Por tal motivo el Gobernador Amat y Juniet ordenó a los vecinos poner rejas a la entrada de la acequia en su propiedad, para que así se anegase quien tirase a la acequia el bulto grande y no quien lo recibiese, pero los anegados resolvieron su problema con unas manos de fierro adosadas al extremo de un palo largo, con las cuales levantaban el objeto y lo tiraban por encima de la reja al incauto vecino. Como esta práctica provocara los justificados reclamos de múltiples afectados, el Gobernador Jáuregui suprimió “las rejas de Amat” en 1777, a la par que obligaba limpiar las acequias una vez al año, so pena de dos pesos de multa. Las acequias, pasando por el patio trasero de las casas, sirvieron a los vecinos como vía de evacuación para la basura, los restos de comida, las orinas y las deposiciones que no iban a la calle. Era costumbre entre la gente pobre hacer sus necesidades en la vía pública y también que los más preclaros caballeros “entraran sin miramiento alguno en la primera casa que se les presentara, para orinar detrás de las puertas, tanto que en algunos edificios se había colocado en el zaguán una teja embutida en la pared para hacer menos onerosa esa servidumbre”7.
En febrero de 1909, Ramón Corbalán Melgarejo y el abogado Paulino Alfonso del Barrio proponen al Congreso un proyecto de código sanitario, el cual se precisa gracias a la ley de 1918. Al desarrollo y estructuración de la profesionalidad científica corresponde una multiplicación de los lugares de encuentro entre los profesionales de la higiene. De esta manera el discurso higienista va tomando forma a través de los intercambios personales y profesionales, que no solo se producen dentro de las instituciones citadas en las líneas precedentes sino, también, en sociedades que tienen como objetivo principal el desarrollo y la divulgación de la producción científica como es el caso de la Sociedad Médica de Santiago o la Sociedad Científica de Chile. Al mismo tiempo, estas sociedades sirven de lugar de sociabilidad donde se comparten, discuten e intercambian las novedades, proposiciones, dudas o críticas sobre los nuevos conocimientos y prácticas que se van desarrollando en el área de la higiene tanto en el ámbito nacional como internacional. A ello se añade la publicación de trabajos científicos sobre el tema en la Revista Médica de Chile, en los Anales de la Universidad de Chile, en la Revista Chilena de Higiene -creada por el Consejo Superior de Higiene Pública-, en el Boletín de Higiene y Demografía o en las Actes de la Société Scientifique du Chili. A través de la lectura de sus páginas, como la de libros y folletos científicos y pedagógicos, se difunde entre los profesionales la diversa literatura nacional e internacional sobre la higiene que circula en Chile.
Las lluvias invernales pueden provocar el colapso de los sistemas de alcantarillado, provocando rebases y focos de infecciones. Ello ocurre porque estas redes están diseñadas para transportar sólo aguas servidas, y la infiltración de un volumen considerable de aguas lluvias en un breve periodo de tiempo puede causar un funcionamiento deficiente del sistema. En el proyecto del Centro de servicios regionales de LOTT Clean Water Alliance, desarrollado por Miller Hull Partnership, el enfoque es related. Los sistemas de saneamiento tienen como objetivo proteger la salud humana, proporcionando un ambiente limpio que pueda prevenir la transmisión de enfermedades, especialmente a través de la vía fecal-oral. Las aguas residuales, o alcantarillado, se refieren al agua usada, que incluye heces, desperdicios de alimentos, productos de limpieza, jabón, grasas e incluso aguas residuales industriales, entre muchos otros.
En Valparaíso se firma una convención contractual con agentes chilenos para recibir la llegada, el desembarco, la gestión de aduana y el transporte hasta Santiago de los envíos de materials provenientes de Europa. El desarrollo de la red de alcantarillado y de distribución de agua potable redefine al mismo tiempo el espacio y el tiempo urbanos. Establece entre ellos una nueva relación fundada en la circulación, el flujo y la velocidad que tiende hacia la instantaneidad. Esta instantaneidad del acceso al agua o de la desaparición inmediata de la vista de las aguas residuales acompaña la transición de la sociedad santiaguina hacia la modernidad. La licitación de las obras del alcantarillado de Santiago se realiza dentro de un contexto internacional del mercado de obras públicas que, desde el final fontanero a del siglo XIX, se ha desplazado hacia las colonias de las potencias europeas, Rusia, China y América Latina.